
En los últimos cinco años, desde 2015 hasta la fecha, estos discursos han servido como desahogo para la Iglesia con relación a problemáticas que afectan a República Dominicana.
El pasado Viernes Santo, con la primera palabra: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, el reverendo padre José Alberto Vargas arremetió contra “aquellos que ponen sus intereses personales, de su grupo o partido por encima de nuestro proyecto de nación, olvidando que por encima de la patria solamente está Dios”, así como los que quieren perpetuarse en sus cargos sin importar que para cumplir este cometido pasen por encima de la Constitución.
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Las debilidades del sistema de justicia fue otro de los temas expuestos, esta vez en la segunda palabra, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, en la que el sacerdote José Pastor Ramírez leyó que quienes la administran están “trabajando para que la corrupción que se genera en las instancias de la sociedad quede impune”. Tema que fue mencionado, al igual, en la cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío porque me has abandonado”. En 2018 la Iglesia arremetió, en la primera palabra, contra quienes promueven el odio, el rencor y la xenofobia, con el pretexto de ser “nacionalistas”.
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